martes, 17 de abril de 2012

Amor infinito?...




Ella dijo: ¡hola!, el respondió ¿cómo estas?, y desde entonces  no dejaron de hablarse ni un solo día.
Tanto así  que cada uno era una parte plasmada en el cuerpo de otro, como un pequeño cristal incrustado en un dedo, era imposible no sentirse.
Pasaron 8 quizás 9 meses y era grande el deseo del uno por el otro que por sus mentes llegó a pasar el unir sus vidas para siempre, bajo la bendición de Dios, como lo aconsejaban los padres de cada uno de los amantes.
Uno de aquellos días, Pablo le propuso a Donna un pacto de amor, que jamás pudiera ser disuelto, par garantizar que,  jamás se acabara el sentimiento que concebían inmortal.
Era sábado en la tarde, ambos se tomaron de las manos, subieron a lo alto de un puente que atravesaba una de las principales avenidas de la ciudad, juntaron sus labios, se abrazaron, cerraron sus ojos y se dejaron caer sobre el  cálido pavimento que dieciocho metros hacía abajo los estaba esperando.

Latidos






A borbollones
Ansía el corazón

con sus dilatados
pálpitos atronadores
que interroga el abandono
del bisbiseo de la voz
esa que me ubica
 igual me desubica

lo aclamo
lo reclamo
lo amo

A quién?


sábado, 14 de abril de 2012

La nuit


Me desperté bajo el cielo de Paris, colmado de estrellas, navegando en un infinito manto azul muy oscuro. Apareció  entonces en mi habitación un chico alto de ojos azul profundo que me dijo: Mademoiselle: c'est votre vêtement, en bas il l'attende.

Merci, respondí sin entender que sucedía, presurosa me di un baño, seque mi cuerpo, me organice el cabello y puse sobre mi piel el encantador traje negro que aquel hombre había hecho llegar hasta mi habitación, calcé mis pies con unas zapatos de tacón y aplique “fou de passion” sobre mi cuello.
Esa noche no usé maquillaje, quería verme natural.
Había pasado ya una hora, pensé que era tiempo suficiente de espera para aquella persona que en el lobi del hotel estaba pendiente de mi llegada.
Así que Salí de la habitación, tomé el ascensor hacia el primer piso, cuando llegue pregunté en la recepción si alguien me había solicitado, la mujer encargada asintió con la cabeza y señaló hacia la derecha, allí un  hombre de cabellos muy negros y de espalda hacia mí podía verse sentado y sostenía en sus manos una copa de vino blanco.
Sin darle mas largas al asunto decidí aproximarme hasta él, le puse una de mis manos en su hombro derecho y le dije: Bon jour! pude ver como su cabeza giraba para voltear su rostro hacía mi,  justo en ese instante sentí la alarma de mi teléfono  celular  indicando  que ya era hora de levantarme para ir a clase.